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Etiqueta: MASCULINO Y FEMENINO

María Magdalena se hace presente ahora para todos

Ya es el momento de encarnar lo sagrado femenino en nuestra vida y recordar quienes somos, que hemos venido a hacer y cómo hacerlo. Ha llegado el momento en el que el Cristo femenino resurja con gran fuerza en cada uno de nosotros.

María Magdalena viene para ti y para mí ahora, seamos hombre o mujeres, para recordarnos quiénes somos en realidad, para divinizar nuestro femenino, intuitivo, creativo, amoroso y conectarnos con quién realmente somos, el amor. Ella se hace presente en este tiempo más que nunca para que la descubramos y nos reconozcamos a nosotros mismos en ella. Por eso, tantas mujeres en este tiempo se sienten fractales de María Magdalena.

María Magdalena como discípula de Cristo viene  para  que rescatemos la enseñanzas del antiguo Egipto, de la igualdad entre hombre y mujeres, para  reconectemos con  nuestro ADN original y recordemos que la presencia de Dios Todopoderoso vive en nosotros, en nuestras células, en nuestro ADN.

Cada vez que la reconocemos nos despierta en nosotros los dones que hemos olvidado y que teníamos activos en otras vidas.

 

María Magdalena es el ejemplo de la confianza y superación,

aceptando los designios del creador y de su amado.

 Se nos representa en nuestra vida cuando necesitamos conectar con la confianza, con la fe, con creer en aquello que no vemos para ver aquello que creemos. ¿Cuántas veces en nuestro día a día tenemos que agarrarnos a esa confianza?, ¿A confiar en nosotros, a confiar en la vida, confiar en Dios, a confiar también en las personas, en las sincronicidades, en que los procesos y los cambios se van a producir y se harán de la forma más adecuada para todos?

María Magdalena es una mujer que representa la superación y la confianza en el “se puede”. Ella confío en su amado, confío en el Padre, confío en la vida. ¿Y nosotros cuántas veces hemos confiado? Cada vez que lo hemos hecho nos hemos encontrado con tranquilidad y paz, sabiendo que todo es correcto y ocurre para el mayor alto bien. Incluso, cuando hemos confiado, hemos contribuido a que las circunstancias y situaciones se creasen o resolviesen de una forma más armónica. Sin duda, tenemos un gran poder de manifestación cuando confiamos y María Magdalena nos lo recuerda.

 

Mostró coraje y valentía

 Una mujer valiente para expresar el mensaje de Cristo, para comunicar su verdad, la resurrección de un Cristo, aun sabiendo que iba ser enjuiciada.  ¿En cuántas ocasiones no nos hemos atrevido a expresar lo que sabemos o sentimos por miedo a que nos juzguen?, ¿Cuántas veces agachamos la cabeza y no dejamos que vean al verdadero ser que somos? María Magdalena no tuvo límites para expresar desde el amar su mensaje, ella se salió del ego y conectó con el gran plan del alma y el plan divino, experimentando la fuerza del creador para llevar a cabo su propósito.

Una mujer con coraje e intrépida para sacar a sus hijos de su país e ir a un lugar desconocido y rehacer su vida, como tantos hombres y mujeres en este momento y en la historia de la humanidad han hecho. Protectora de sus hijos, pero al mismo tiempo, haciéndoles conectar con su esencia, con la libertad de expresión, con la fuerza de su interior, creando un linaje, una herencia, la mejor herencia, la herencia del amor. Así educamos también a nuestros hijos para que  llenen nuestra herencia de valor, de coraje, de verdad, de pureza, de humildad…, sabiendo que deben atravesar obstáculos  y desafíos y que se van a encontrar con miedos en su vida, pero que van a poder sobreponerse a todo ello porque el amor les guía.

 

Una mujer que se sintió independiente y libre

siguiendo el impulso de su corazón y de su alma

 María Magdalena fue una mujer libre en un mundo donde no había libertad para las mujeres. Ella vivió en un mundo en que la mujer estaba encorsetada y, sin embargo, se movió para aprender los salmos, la Torá, fue muy juzgada por tener conocimientos ya que representaba una amenaza para la época.

El amor por su amado fue tan grande, el amor del alma la inundaba hasta tal punto, que el sentimiento de libertad para su máxima expresión formaba parte de su realidad cotidiana. “El amor te hará libre” decía su amado Jesús y verdaderamente era tal la pasión y amor que sentía por el hombre Jesús y divino Cristo que su ímpetu la llevaba más allá de lo imaginado.

¿Cuánto amamos nosotros a nuestro amado? ¿Cuánto amor ponemos en nuestros propósitos y proyectos?, ¿Cuánto amor sentimos por dentro que nos impulse?

Sin duda, ella es símbolo de independencia y  libertad de la mujer.

 

 María Magdalena supo amar a su amado plenamente

 Toda su vida fue una preparación para poder conectar con la energía amorosa de su amado. La educación en la magia de la sexualidad, la escuela de Isis, el conocimiento de la energía divina, alquimia espiritual la ayudó a sentir el más pleno amor con su amado.

Cuando se cruzaron sus ojos y se encontraron fue como si estuvieran mirando hacia toda la eternidad. Fue preparada para este amor, para el magnetismo de la pasión, sin duda, estaban destinados el uno para el otro.

María Magdalena la amante, que amaba por encima de todo, experimentó el éxtasis del amor por el amado, así como el amado por la amada.  No hay palabras para expresarlo, va más allá de la conexión física, es una expresión del espíritu que baila al mismo ritmo y que se experimenta en todas las formas, tonos, colores para hacer un contenedor de vida, de fuerza y de energía. Ellos utilizaban la energía Ka para cargar sus cuerpos y la pasión resurgía internamente vigorizándolos y llenándolos de luz y fuerza. Ellos armonizaban así sus cuerpos físicos y espirituales, conectados el uno con el otro, disfrutando de la unidad plena de todo lo que ES.

El éxtasis del amor entre los dos producía la mayor elevación energética de sus cuerpos de luz Merkaba, elevándose hasta planos superiores.

¿En qué medida amamos a nuestro amado?, ¿En qué medida se ha despertado la pasión interna en nosotros que nos cambia y transforma?, ¿Cómo activar esta fuerza luz oculta que nos conecta con la creación?

Así como ellos lo hicieron en ese amor pleno y completo que es difícil de describir desde el punto de vista humano, nosotros también podemos seguir sus pasos del éxtasis del amor en nuestras vidas.

Debemos despertar esta energía poderosa que no tiene principio ni fin y que nos conecta con el alma de la otra persona, del amado y  nos asciende  a la conexión con el TODO.

Seamos amantes de nosotros, seamos amantes de nuestros amores, seamos amor de nuestros amantes, seamos amantes de nuestra divinidad, de nuestro Yo Superior, de nuestra esencia, seamos amantes de nuestro Yo Supremo, seamos amantes multidimensionales aquí en la tierra.

 

María Magdalena es una mujer en acción

 Es una mujer tan conectada con la inspiración divina, una mujer que reconoce la intuición que siempre se siente impulsada a la acción. Sin duda muy conectada al plan del alma que la impulsa y mueve a dar pasos hacia delante. A ella se la reveló Jesucristo después de la muerte y confío y siendo llevada a la acción expresó con total libertad lo que sentía, lo que había visto.

¿Cómo de conectados estamos con nuestra intuición, la escuchamos?, ¿En nuestro día a día accionamos para dar lo mejor de nosotros al mundo?, ¿Qué es lo que nos mueve, que nos impulsa?

Es nuestro gran ejemplo a seguir para que cada una de nosotras y nosotros pasemos a la acción, a poner en marcha las revelaciones, intuiciones que tenemos y las expresemos al mundo. Nos abrimos a la energía de María Magdalena para que nos ayude a dar los pasos en las acciones diarias y a comprender cuando debemos accionar y cuando debemos estar en silencio, en la paz, en el no hacer.

 

 María Magdalena es una mujer de servicio

 Ella junto a varias mujeres era diaconisa, una mujer dedicada al servicio de los demás, ayudando a dar de comer y beber a los hambrientos, a limpiar y curar enfermedades, a acompañar en el dolor a los necesitados, a comunicar palabras de amor y de vida, a ofrecer sus bienes y monedas para el servicio de la comunidad. Ella materializó el amor al próximo en cada acto y acción. Defensora de los derechos de las mujeres y de la igualdad entre todos los seres humanos.

¿En qué medida ayudamos nosotros a los demás?, ¿Cómo nos mostramos al mundo del servicio a otros? Verdaderamente ella seguía las directrices del alma, llenándose de gozo cada vez que ayudaba a otros.

Cuantas mujeres y hombres han hecho historia luchando por los derechos humanos, por la solidaridad e igualdad. Teresa de Calcuta es una de las máximas expresiones del amor compasivo por los pobres. Virginia Woolf defensora del derecho a la educación de las mujeres y así hay muchas personas en el mundo que ayudan a los demás, más de lo que nos imaginamos.

María Magdalena se nos presenta para que seamos mujeres y hombres de servicio y demos a manos llenas.

 ” Haz al otro aquello que te gustaría que hiciesen por ti, ámalo como desees ser amado. No sientas pena, pues no le ayudarás, siente empatía y compasión por el hermano.  Te será devuelto multiplicado por mil”.

Siéntete cómodo ayudándote a ti mismo y ayudando a otros a ayudarse a sí mismos, a volverse más conscientes de vivir la vida energéticamente consciente de saber que somos únicos y estamos unificados. Ve en el otro el potencial de todo lo que pueden conseguir, ellos son tan amados por Dios como Dios nos ama a nosotros”.

Realmente parece que tomará generaciones de trabajos brindar equilibrio y sanación a la familia de la humanidad. Sin embargo, no subestimes la diferencia que puedes hacer al estar dispuesto a transformarte mientras expresas tu Impulso Divino en el espíritu del servicio.

Al estar en servicio, tu visión de vida y tu razón de ser se expanden con mayor claridad.

 

María Magdalena es la gran mensajera del amor

María Magdalena es el discípulo de los discípulos, mensajera de palabras de vida y amor allí donde se encontraba. Es la representante de la iglesia del amor, de la comunidad del amor (ecclesia significa comunidad). Mensajera del puro mensaje de Cristo “amaros los unos a los otros como yo os he amado”, “ama al prójimo como a ti mismo”.

Ejemplo para nosotros para llevar el amor allá donde vayamos, comenzando con los que tenemos cerca, que son realmente nuestros verdaderos maestros.

María Magdalena siguió adelante después de la muerte de su amado, estaba tan conectada a Cristo que Él vivía en ella, en cada una de los miembros de su familia a través del amor. La fuerza de María Magdalena también era la fuerza del amor de Cristo en su interior.

Ella sabía que Dios habitaba en su interior a través del Yo Soy (NOUS)y lo hacía presente en su vida diaria con sus actos, con su ejemplo, con su palabra, con su tono de voz, con sus acciones. Así somos capaces de diferenciar aquellas personas que trabajan en la escuela del amor del nuevo tiempo, con su palabra, el tono de voz, las acciones, es algo que se siente y María Magdalena utilizaba la magia del amor en todas las personas que la rodeaban y los inundaba con su poderosa energía inflacionaria, contagiosa. Ella irradió el amor de forma pura entre los Cátaros, extendiéndose entre los hombres y mujeres puros, en una sociedad donde el amor todavía no tenía palabras.

Lo que más me trae María Magdalena a mi vida y a mi presente es el amor a manos llenas a cada ser humano, a la familia, al esposo, a los hijos, amigos y especialmente el amor a uno mismo. El abrazar al hermano desde el alma al alma.

Hoy estamos en un momento social donde podemos expresarnos con más libertad y expresar el amor más libremente,  hagámoslo, seamos mujeres  y hombres poderosos, fuertes, con coraje, valerosas, que  nos sintamos libres expresándonos así como somos, expresando  nuestro amor desde la energía poderosa del Padre, del Cristo que habita en nuestro interior y llevémoslo al mundo, a los que nos rodean, a nuestros familiares queridos aunque no nos entiendan, aunque nos juzgue, nos critiquen. Seamos libres en expresar quién verdaderamente somos, amor.

 

María Magdalena es ejemplo de la feminidad

e igualdad entre hombres y mujeres.

 

En este momento de la historia de la humanidad estamos preparados para traer la energía femenina de María Magdalena de hace 2000 años, a cada ser humano, hombre o mujer.

La profecía catara dice que “cuando encontremos el recipiente de lo femenino, el caos desaparecerá de la tierra». Pero, ¿Qué es la energía femenina?, ¿Cuál es lo más significativo de lo femenino? La energía femenina es la creadora, la que da vida, la que te conecta y une al otro, el útero femenino que alberga al otro, lo nutre, lo alimenta, lo ama, se convierte de esta forma en la madre que ama incondicionalmente.

Lo femenino es el amor compasivo que traemos siendo hombres y mujeres a la tierra.  Ser un recipiente de lo femenino representa contener el amor y entregarlo sin juicio, es ser amor e irradiarlo a otros y al mundo.

Es el momento de reconocer nuestro cuerpo y aceptar la conexión con lo sagrado femenino. Es el momento de traer la nobleza de espíritu, la ternura, la dulzura, las palabras de vida y de amor, la creatividad, la humildad, la intuición, el motor y la fuerza para la acción a través del amor compasivo.

Toda experiencia humana del amor pasa por equilibrar la energía masculina y femenina (la energía de Shiva y Shakti), de unificar estas energías masculina y femenina, padre – madre, hijo – hija, hombre – mujer, fuerza y amor en uno mismo, sintiéndonos plenos.

María Magdalena nos muestra un camino de iniciación para todas las personas. Es tiempo de la unificación del corazón amoroso sagrado femenino de María Magdalena con el nuestro y de la unificación de la poderosa energía masculina del Cristo en nosotros para llevarnos al propósito, a la acción, a dar los pasos a las obras de acción en la Tierra.

 “Desde el divino femenino que Yo Soy, honro el divino masculino que hay en mí, desde el divino masculino que Yo Soy, honro el divino femenino que hay en mi”, “Yo Soy honrando el divino masculino y femenino que yo Soy”.

Es tiempo de honrarnos como humano y divinos en nuestra completa naturaleza masculina y femenina. De esta forma se activa la ley de la generación o del Espíritu Santo en nosotros y así, desde nuestra unidad convertimos todas nuestras creaciones en Santas.

Debemos llenarnos de la esencia del amor de la Magdalena y del amor del Cristo unificado, Lady Nada y Lord Sananda como complementos divinos, el uno con el otro, y conectar con estas energías complementarias accionarias evolucionarias que también están en nuestro interior.

Jesús y María son ejemplo de lo que cualquier hombre o mujer puede hacer en este momento en el planeta, conectarse con lo más puro de uno mismo, con su propia divinidad con el amor que somos, con su esencia y traerla a este hermoso mundo en el que vivimos y del que formamos parte. “Para eso hemos venido”.

 

María Magdalena es ejemplo de humanidad

 Ella era humana y no tuvo que ser fácil su vida en aquellos tiempos, tal vez tuvo muchos miedos, miedo a perder a su amado, miedo a perder a sus hijos y como muchas mujeres en este mundo se hizo fuerte para poder sacar adelante a su familia. Su confianza hizo que nadie la detuviese y pudiese llevar el mensaje de su amado.

Una mujer que se superó a sí misma transformando el dolor y la muerte en amor.

Una mujer que tal vez lloró y sintió tristeza. Una mujer violentada por la sociedad y enjuiciada, como en muchas ocasiones nos ocurre a nosotros, por pensar de forma diferente, por tener ideas más claras, por tener conocimiento y sabiduría innata a la que escuchamos.

Una mujer que en muchos momentos pudo estar agotada o incluso tener dudas como nosotros también las tenemos.  María Magdalena las ofrecía seguramente a Cristo, como Él las ofreció al Padre “Aparta de mi este cáliz, que se haga tu voluntad y no la mía”, pidiéndole las fuerzas necesarias para continuar con la obra de Dios en la tierra.

Qué afortunados somos nosotros los que tenemos esta conexión con la divinidad y hemos percibido, en tantas ocasiones, la ayuda divina para dar los pequeños pasos en camino a no sé dónde, pero con confianza. No tenemos claridad del futuro, ni del destino que nos espera, pero sabemos que estamos sumamente acompañados. Así se sentía María Magdalena acompañada en sus momentos de soledad.

Una mujer resiliente que transforma su dolor en amor, que sabe adaptarse a las circunstancias de la vida y que se desapega del proceso con amor. Ella es maestra del desapego, viendo toda su situación desde un plan superior, aceptando, bendiciendo y glorificando toda vida.

¿Cuántas veces nos caemos y nos levantamos de nuevo?, ¿Cuántas veces aceptamos los procesos que vivimos como para el mayor bien?, ¿Cuántas veces nos desapegamos del proceso y bendecimos nuestra vida? Cuánto tenemos que aprender de ella, realmente es nuestra inspiración, un ejemplo a seguir.

 

María Magdalena es la gran sanadora

Como discípula de Cristo ella sabía el poder de la palabra y el poder que tiene no solo para manifestar y materializar (“el verbo se hizo carne”), sino para sanar a otros. El tono de voz, el sonido, las palabras de vida generan una vibración que produce la sanación del cuerpo, de los pensamientos y emociones. Las palabras abren el corazón del otro y entran en una frecuencia que permite que el otro conecte con su capacidad sanadora.

El Maestro Jesucristo decía “levántate y anda”, sus palabras eran mensajes de amor para otros y despertaban la divinidad de aquellos que escuchaban. “El que tenga oídos que oiga”.

¿Cómo tratamos a los demás?, ¿Utilizamos palabras de amor y vida, de aliento, empoderamiento al otro?, ¿Cómo es nuestro tono de voz cuando hablamos con los demás, estamos alegres o por lo contrario permanecemos irritados en muchas ocasiones?

No solamente sanaba María Magdalena con la palabra, sino también con sus manos, al igual que Cristo, enviando la energía del Espíritu Santo, la energía del Padre, trayendo un trocito de cielo a la tierra, que reestructuraba el ADN primeramente multidimensional, activando la capa de los milagros, la capa de la sanación y transformando el ADN físico.

¿En qué medida utilizamos nuestras manos para abrazar, acariciar o tocar a los que nos rodean? La ciencia ha demostrado que el poder sanador con nuestras manos es algo innato al ser humano. Aristóteles decía que “el hombre es inteligente porque tiene manos”.  En la antigua Lemuria utilizaban la energía Reiki de la imposición de manos para sanarse los unos a los otros.

 

¿Te reconoces en María Magdalena?

¿Qué dones de ella tienes más activos en ti?, ¿Qué talentos son ejemplo para ti y tu misión de vida?

 

“Gracias María Magdalena por tantas enseñanzas. Gracias por tu valentía para crear la nueva vida, el nuevo proyecto divino encomendado por Cristo que formaba parte de tu propósito de vida y del gran plan de tu alma”.

 Así nosotros caminamos en la vida escuchando los mensajes de nuestra alma que como una intuición o percepción nos conducen a proyectar nuestros sueños y llevarlos a la acción con confianza, aunque no sepamos a donde nos va a dirigir la vida, pero sabemos que nuestros proyectos también forman parte de un plan divino mucho más allá de lo que podemos imaginar. Nos abrimos a que todas las sincronicidades de la vida se presenten de la forma más adecuada y que de esta manera podamos obtener infinitamente más de lo que hubiésemos podido imaginar. An’Anasha”.

 

¿De dónde salen las fuerzas de María Magdalena para continuar adelante?

Sin duda, la fuerza era el amor por su amado, la presencia viva del Cristo en su interior, el amor profundo que sentía del espíritu que se hacía presente en su propia vida diaria. La fuerza que nacía de su corazón, de escuchar y dejarse guiar por su alma, por su intuición, el dejarse llevar por la pasión y el gozo que sentía.

¿Cómo es tu conexión con el Cristo mismo?, ¿En qué medida te dejas guiar por tu corazón, intuición? Esta energía divina nunca falla, conoce nuestras necesidades y nos rodea con completo amor e inspiración.

Afortunadamente en este camino de la vida nunca estamos solos y siempre hay compañeros, compañeras que nos ayudan en el mundo físico, hermanos y hermanas, como así María Magdalena tenía a su lado a Lázaro, Marta, José de Arimatea, María Salomé y María Jacobea.

¿Cuáles son las personas que tienes a tu alrededor que te ayudan en tu día a día? Puede ser que haya obstáculos en el camino, pero siempre hay alguien que nos apoya y ayuda.

María Magdalena recuperaba sus fuerzas en el silencio intuitivo, en el tiempo que ella dedicó para meditar, orar en su propia cueva. Sus paseos entre los árboles, con los ojos abiertos o cerrados, en la magia del silencio para poder escuchar al Espíritu.

De la misma manera nosotros podemos meditar en nuestro silencio para escuchar a Espíritu, a nuestro maestro interior, sabiduría profunda o más allá en la conexión con la Fuente. Así María Magdalena se recargaba en su día a día, como tantas mujeres y hombres se llenan de fuerza para seguir caminando. No importa las veces que nos caigamos, lo importante es las veces que nos levantamos. Siempre hay alguien que nos echa una mano para que podamos comenzar andar de nuevo a pesar de las dificultades.

Habla con espíritu, con Jesús el Cristo, con María Magdalena, Con Dios, con los Ángeles, Con tu Yo Superior, con tu maestro interior… con aquello en lo que creas y déjate abrazar por esa energía amorosa que te alimenta y te da fuerzas. Todos necesitamos inspirarnos y sentirnos amados tal y como somos.

Ábrete a las señales que te envía María Magdalena, a observar las sincronicidades de la vida que te hablan de lo nuevo que está gestándose en tu futuro, escucha los pequeños detalles, observa y sonríe a lo nuevo, observa el amor de Dios en todas las cosa y situaciones y da gracias por todo lo hermoso que va a llegar a tu vida, ¡Hay tantas cosas buenas que te están esperando!

Estás invitada a preguntarte ¿Qué tengo yo para aportar al mundo?, ¿Qué es lo que se me da bien y qué haría, aunque fuese gratis, ¿Qué es lo que me apasiona?

Estás invitado a observar tus acciones y preguntarte, en esto ¿Quién soy? Por supuesto, con algunas acciones sabes que estás expresando quien eliges ser, pero en otras acciones puedes no ser quién tú eliges ser o en quién eliges convertirte.

Quizás la disciplina divina puede ser parte importante para que amplifiquemos nuestra conciencia.

María Magdalena se preparó para su futuro de vida, se formó en las escuelas de Isis, donde adquirió múltiples conocimientos que la ayudaron en el momento que los necesitó, además de formarse con Cristo.

De esta misma manera es tan importante para cada uno de nosotros formarnos en autoconocimiento, en nuestro desarrollo personal y espiritual, en restaurar nuestro ADN divino, para conformar el SER completo que somos para nosotros y para toda la humanidad. Es muy importante convertimos en pilares de luz para alumbrar los pequeños rincones de la tierra y aquellas personas que necesiten claridad en algún momento de su vida.

Dicen que el amor mueve montañas, dicen que el amor de la Magdalena llegaría con gran fuerza 700 años después de la profecía de los Cátaros. En el 2021 se cumplió esta profecía y ahora más que nunca, la fuerza del amor nace y crece en el corazón de todos los seres de la Tierra.

Los hombres puros, las mujeres puras, el corazón de la Rosa están resurgiendo en la tierra y tú eres esa persona que trae la nueva luz de la unidad Cristo – María Magdalena a la tierra.

 

Del libro TÚ Y YO, YO Y TÚ. ¡TE ATREVES A ENCONTRARNOS! UN ENCUENTRO CON MARÍA MAGDALENA. OLIVA ABAD SANTOS.