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Etiqueta: merovingios

Simbología de María Magdalena

Extracto del libro Tú y Yo, Yo y Tú (capítulo 4). Un encuentro con María Magdalena. ¿Te atreves a encontrarnos?

La Abeja y la Flor de Lis

Ya sabía que la Flor de Lis representaba a la realeza francesa con los Merovingios y también a los Cátaros y el linaje de Jesús y Ma­ría Magdalena. Clodomeo I decidió que la flor de lis recordaba el apostolado de María Magdalena en el sur de Francia. La flor de lirio era, sin duda, la flor de María Magdalena.

La casa real francesa estaba asociada además a la Abeja Reina Madre. La abeja constituyó el emblema de los Merovingios, re­presentaba en los orígenes a la monarquía egipcia y posterior­mente a la descendencia a través de María Magdalena como Reina Madre.

De alguna manera María Magdalena fue la Abeja Reina en los inicios del cristianismo.

Las abejas son consideradas como los únicos animales que tie­nen una reina que les gobierna, eran el símbolo del alma, de la chispa divina y de la resurrección. Se encuentran representadas en las tumbas en calidad de señal de supervivencia después de la muerte. Los Merovingios usaron a las abejas en sus simbolismos y la monarquía francesa usó una versión ya evolucionada como es la “Flor de Lis”.

Cuando Napoleón Bonaparte es coronado en Francia toma como emblema a la abeja, incluso manda bordar en su capa y en la de su mujer Josefina cientos de abejas con hilos de oro, porque él quería hacer referencia a que era de la estirpe de los Merovingios y por otro lado, sabía de la descendencia sagrada entre Jesús y María Magdalena.

El león y las viñas

El león y las viñas son otros símbolos adoptados por los Merovin­gios que representan al linaje de Jesús y María Magdalena.

El León de Judá es el símbolo de la tribu de Judá, para la tradi­ción judía y cristiana hace referencia al Mesías, y para los cristia­nos nos habla de Jesús de Nazaret.

Los cristianos asociaban a Jesús con la viña como heredero de Ma­ría y de los reyes de Israel. Los judíos la asociaban con la protec­ción de Jehová, como lazo de unión con el conocimiento superior.

Los racimos de uvas también simulan a la barba del león y re­presentan simbólicamente al León de Judá, el Mesías, el Cristo.

El unicornio

Fue maravilloso conocer que el unicornio se le asociaba simbó­licamente con Jesús. Cuando lo descubrí una sonrisa acudió a mi rostro, pues recordaba como de pequeña siempre dibujaba unicornios, como tantas otras niñas.

El unicornio aparece en muchos cuadros, tapices, estatuas como símbolo de pureza espiritual. Al mismo tiempo al unicornio se le reconocía la capacidad de curar con sus “polvos de unicornio”, como a Jesucristo hacer milagros.

La tradición más común lo describe como un caballo blanco con un solo cuerno que le brota de la frente, con ojos grandes y bondadoso. Son el espíritu de la luz que trae el equilibrio a la tierra, representa la castidad y el poder. Su cuerno es la espada de Dios y flecha espiritual, donde lo divino nos penetra. Vive en la dimensión dorada, pero su corazón permanece ligado al hombre y se le asocia con la lavanda, ramas colgantes, caídas de agua, pudiendo vivir más de 1000 años.

“La Dama y el Unicornio“es el título de seis tapices tejidos en Flandes con lana y seda alrededor del año 1500. Expuestos en el museo Cluny de París. 5 tapices representan a los 5 sentidos: Vista, gusto, oído, olfato y tacto. Y el sexto muestra el deseo. Son una representación del amor sagrado de Jesús y María Magdalena.

El pez

El pez es un símbolo paleocristiano (primeros 5 siglos de nuestra era), que recibía el nombre de ichtus o ichthys, cuyo acrónimo en griego significa Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. Para que dos cristianos se reconocieran como tal, uno de ellos dibujaba un arco en la arena y si la otra persona completaba la figura del pez, significaba que ambos eran cristianos.

Pez simboliza piscis, Jesús, pescador y representa las emociones y la vida.

La rosa

Representa el sagrado femenino, el símbolo de la diosa, símbolo de belleza, sexualidad, suavidad, compasión, receptividad, deli­cadeza, sutileza y amor.

La Rosa se le asocia a María Magdalena y María la madre de Jesús, como representación de altas sacerdotisas, reencarnación de la Diosa en servicio del amor.

La tradición viene desde Lemuria y la Atlántida. En la Atlántida se reunían en círculos de 12 para crear paz y armonía y se llama­ba la Hermandad de la Rosa, posteriormente surgió en Egipto las

sacerdotisas de Isis y en la edad media la Hermandad de la Rosa contrapartida de templarios.

Los trovadores cantaban a la Rosa, el amor sagrado entre Jesús y María Magdalena.

Los rosetones de las catedrales románicas y medievales también se refieren a la Rosa. Los rayos solares representan a Jesús y María Magdalena.

La rosa se representó también en el laberinto de Chartres (a unos 80 kilómetros al suroeste de París), como camino de peregrinaje al encuentro con uno mismo. Este laberinto tiene una rosa de 6 pétalos que son un mapa del tesoro para encontrar nuestra fuen­te de los milagros. Cada pétalo tiene una enseñanza: Fe, entrega, ayuda, abundancia, perdón, superación y el amor en el centro de la rosa, representando el amor que debemos poner en cada cosa que hacemos y donde no lo hay. Cuando transitamos el laberinto y visitamos cada pétalo surge una transformación.

El Grial

Muchas guerras fueron origen del Santo Grial ¿Es posible que fuese el cáliz o copa que contuvo la sangre de Cristo? o simple­mente, ¿Es un símbolo que representa la descendencia de Jesús?

Las leyendas querían recuperar la feminidad de Dios perdida. El Santo Grial es la divinidad femenina. Simboliza la diosa de los evangelios.

María Magdalena era el SANGREAL, la sangre Real, el cáliz que había llevado en el útero la sangre y descendencia de Cristo.

José de Arimatea custodió el Santo Grial, así como a María Mag­dalena y a su descendencia.

El nudo de Isis

A María Magdalena se la representa con un lazo en la cintura, así la vemos en lienzos, esculturas, tapices…viene a significar el nudo de Isis, la inmortalidad, la vida después de la muerte. También se la identifica con un brazalete en forma de serpiente, en recuerdo a Isis, como diosa de la sabiduría y la sexualidad sagrada.

Debemos recordar que María Magdalena fue formada en la Es­cuelas de Isis como sacerdotisa. Una sacerdotisa es una mujer comprometida consigo misma, con la sagrada presencia femeni­na y con el servicio a la humanidad.

En muchas ocasiones se representa a María Magdalena con el lazo debajo del vientre lo que sobresalta su vientre como signo de embarazo. Curiosamente el ponerse este lazo o cinta en el bajo vientre cuando una mujer está embarazada, con el tiempo derivó a la expresión “estar en cinta”.

Brazos en X

Otra forma de representar a María Magdalena es con los brazos en X a la altura del pecho, como símbolo de iluminación.

Se sabe que los Cátaros, los hombres y mujeres puros y puras que seguían las enseñanzas de María Magdalena, firmaban con una X. A partir de considerar herejes a los Cátaros, la X pasó a ser lo incorrecto. Es curioso, como incluso en nuestros días, la X se utiliza para tachar un examen mal respondido.

Cruz de Occitania, cruz Cátara

Esta cruz es un símbolo de la región de Occitania, que se en­cuentra situada en la parte sur de Francia hasta la cordillera de los pirineos y hace referencia a la luz eterna, a la resurrección, no a la muerte de Jesús.

Tiene 12 puntas que representa las 12 tribus de Israel, los 12 apóstoles, los 12 signos del zodiaco, los 12 meses del año… El 12 representa el fuego, el número completo, completitud, per­fección, la totalidad, la iluminación.

La cruz Cátara también conocida como cruz de Occitania es una cruz griega con las extremidades de los brazos ensanchados. Los brazos están acabados en tres puntas o también conocido como tricúspide. En cada punta de los brazos se le añade un círculo (conocido como cruz pometeada) rellenado del mismo color que la cruz. Otra característica de la cruz es que se trata de una cruz va­cía, en la que no tiene nada en su interior (solamente representada por las líneas de su contorno) y toma el color del fondo cuando es representada en heráldica.

Es el símbolo de los Cátaros, hombres y mujeres puras que se­guían las enseñanzas de María Magdalena, derivado de la palabra “katharós” que significa puro en griego.

Los Cátaros no adoraban la Cruz de Cristo, ya que tenía para ellos connotaciones negativas al recordarles la muerte de Jesús, por eso utilizaban la cruz de Occitania, la cruz de la luz eterna.

Laurel

El Laurel fue utilizado por los Cátaros como símbolo sagrado del puro amor.

Cuando los inquisidores les ejecutaban, los mártires decían: “El laurel se ha marchitado. El puro amor se apaga…” de ahí, que la frase “El laurel florecerá” de último perfecto Cátaro haya genera­do expectación, generando investigaciones y polémicas.

Representar a María Magdalena con el laurel es representar sus enseñanzas en el más puro amor.

En la carta XXI del tarot de Marsella se representa a María Mag­dalena rodeada de una corona de laurel, es decir, rodeada por el puro amor.

Estrella de David

Utilizado por los Cátaro como símbolo de la conjunción de la energía del cielo y la tierra, la conexión profunda con Dios.

La estrella de David es un emblema compuesto por dos triángu­los equiláteros superpuestos formando una estrella de 6 puntas o hexagrama. El triángulo de arriba señala hacia Dios, hacia las buenas acciones y el de bajo se conecta con la benevolencia del infinito amor de Dios que fluye hacia nosotros. Las 6 puntas repre­sentan los 6 días de trabajo y el hexágono central el sábado de descanso para el pueblo judío.

Los 6 pequeños triángulos crean una armonía entre hombre y mu­jer, lo divino en lo humano, el cielo y la tierra en armonía, el polo positivo y negativo en equilibrio.

Es un símbolo del pueblo judío, aunque también aparece en otras religiones como el cristianismo, islam y hinduismo. Aunque este símbolo se le atribuye principalmente al rey David en su lucha en­tre David y Goliat, o sello de Salomón que representa la lucha entre el cielo y la tierra, los opuestos, la conexión cielo y tierra.

La Paloma y la Oca

La paloma es un símbolo del catarismo, es la divinidad hecha presencia, ellos creían en el Espíritu Santo. “Volveremos cuando la era de la paloma se abra, en 2 veces 1000 años”.

Los Cátaros decían que habían recibido el don de sanar a través de la imposición de manos por haber recibido el Espíritu Santo en su ser.

Una piedra en forma de paloma aparece tallada como símbolo de los Cátaros en Minerve donde murieron 180 Cátaros durante la cruzada albigense y también en alguna gruta de los centros de iniciación catara (gruta de Belén, Ornolac) y en las excavaciones del castillo de Montségur.

La Oca es también un símbolo del catarismo. A veces una pa­loma estilizada se transforma oca. A la oca se le considera un animal sagrado, aéreo, acuático y terrestre, su significado está lleno de sabiduría y es un mensajero de verdades ocultas. Cu­riosamente el juego de la Oca debe su nombre a los Cátaros del Languedoc, de la lengua de Oc de Occitania.

Fue fascinante descubrir como todo estaba entrelazado y como ha llegado hasta nuestros días con el juego de la oca. ¿Quién me iba a decir que en realidad el juego de la oca representaba el Camino de Santiago y qué en cada parada se ocultaban zonas de peligro que solo podía ver los iniciados?, ¿Que en realidad era un mapa criptográfico que revelaba secretos ocultos?, ¿Cómo yo iba a imaginar que María Magdalena era la patrona del camino de Compostela?

Hay diferentes teorías del juego de la oca, pero todo apunta a los Cátaros y a los templarios. Ellos dejaron un código secreto detrás de las 63 casillas llenas de puentes, cárceles y laberintos, como el propio Camino. Es un mapa para saber dónde había riesgo, peli­gros, lugares de descanso, puentes, ríos, lugares para hospedarse para todos aquellos peregrinos cátaros que querían llegar y hacer el camino a Santiago de Compostela.

Recordemos que María Magdalena es la patrona del camino Santiago de Compostela y todo el camino Santiago está lleno sobre todo de puentes que se llaman “puentes de Santa María Magdalena”, representando a María Magdalena como ese puen­te entre la muerte y la vida de Jesús.

El juego fue inventado por la Orden del Temple, cuyos miembros eran los encargados de proteger a los peregrinos que caminaban a ciudades santas como Santiago, Roma o Jerusalén. La teoría templaria asegura que la oca sería una guía simbólica o un mapa encriptado del Camino de Santiago Francés, el más popular de la época. El juego de la oca se relaciona con el también llamado Camino de las Ocas y el Camino de las Estrellas, simbolizando un viaje simbólico de este a oeste, como el propio Camino.

La elección de la oca tampoco es aleatoria. Para los templarios, este animal simbolizaba la sabiduría y está muy presente en todo su legado: desde inscripciones con patas de oca en algunos mo­numentos hasta la cruz con forma de ‘y’ como el crucifijo de Santa María de los Huertos de Puente la Reina.

La importancia de este animal lo vemos en la propia toponimia del Camino de Santiago con pueblos como Villafranca de Montes de Oca, Castrojeriz (ciudad de ocas), El Ganso, Ocón, Puerto de Oca, Manjarín (hombre de ocas) o el río Arga.

El final del camino de Santiago representa el final del iniciado, el nacimiento del iluminado.

Calavera, cruz, evangelio, jarro de alabastro y huevo de pascua

Otras representaciones de María Magdalena:

  • Con una Calavera, recordando al Gólgota. Gólgota en he­breo significa cráneo o calavera.
  • Con una cruz.
  • Con un evangelio que puede ser el de ella o el de Jesús.
  • Con su cabellera larga que normalmente es cobriza o rojiza.
  • Con la rodilla hacia afuera.
  • Con vestido dorado representando la iluminación o rojo rubí como símbolo de la pasión, del más puro amor.
  • Con Su tez negra. En muchas ocasiones se representa a Ma­ría Magdalena y a su hija Sara con la piel oscura, simbolizan­do lo que está oculto. A Sara la llaman la Sara la negra, Sara la Kali.
  • Con un jarro de alabastro con el que ungió a Jesús con per­fumes muy caros. Los cuatro evangelios canónicos hablan de las unciones que se realizaron a Cristo. Todos relatan la un­ción de Jesús con un perfume que vierte el contenido de un tarro de alabastro.

 

María Magdalena en el pasaje de Lucas se dice que unge los pies de Jesús con aceite de mirra (se usaba para rituales religio­sos representando a Dios como hombre, pero también tenía aromas con propiedades erótica) y lo seca con sus cabellos.

En el evangelio de Marcos, Mateo y Juan hacen referencia a

la unción de la cabeza de Jesús con aceite de nardo. El nar­do simboliza la entrega al camino divino, “Pongo mi vida en manos de Dios”.

Es el rito que indicaba que las parejas se comprometían has­ta la muerte, era la cámara nupcial. Las mujeres tenían que llevar colgado del cuello ese jarrito con bálsamo porque si el marido moría antes que ellas tenían que ir a ungir el cuerpo de su amado.

Después de la muerte de Cristo, María Magdalena fue con el jarrito de alabastro a ungir a su amado. En él llevaba mirra, nardo e incienso (el incienso representa la pureza, es el aroma de Dios porque purifica y limpia todo lo negativo).

Las unciones con aromas vienen como herencia del pueblo de Egipto que embalsamaban a los muertos. De alguna mane­ra el olfato nos conecta con el espíritu, con el alma, con la in­tuición, con las vidas pasadas. Cuando decimos que “algo me huele mal” estamos hablando de la intuición que tenemos.

También el jarrón de alabastro está asociado con el Santo Grial que es donde José de Arimatea metería la sangre de Jesús.

  • El huevo de pascua

 

La tradición del huevo de pascua, cuenta la leyenda, que pro­cede de lo ocurrido en Roma cuando María Magdalena fue a dar testimonio de los Milagros de Jesús. Tiberio le dijo que “Si esto es cierto, que el huevo que tienes se convierta en rojo”.

En el texto, su autora Amy Welborn, asegura que María Magda­lena consiguió ser invitada a una cena en la que se encontraba Tiberio César, emperador de Roma. Al ver a César, Magdalena le grita que “Cristo ha resucitado”, dejando atónitos a los presen­tes, menos a Tiberio. La autoridad romana no creyó su historia y de hecho se burló de ella frente a todos.

“Un hombre puede volver de la muerte tan fácil como el huevo que tiene en su mano puede volverse rojo”, le dijo a Magdalena quien llevaba con ella un huevo en representación de la nueva vida que se iniciaba gracias a Jesús (en ese tiempo el huevo re­presentaba el germen de vida).

La leyenda cuenta que por obra de Dios y antes que Tiberio ter­minara de hablar, el huevo comenzó a volverse rojo dejando en shock al emperador.

El tarot

El tarot representa un libro de sabiduría que revela la herencia de los Cátaros y María Magdalena, un catecismo silencioso. La interpretación de los símbolos era para los iniciados.

El tarot constituido por 78 cartas, 22 Arcanos mayores y 56 Ar-canos menores, es un testimonio de las enseñanzas de María Magdalena.

Los Arcanos menores representan los 4 elementos: Copas el agua, espadas el aire, oros la tierra y bastos el fuego.

Los Arcanos mayores son modelos a seguir a través de las dife­rentes virtudes que nos ayudan a conocernos a nosotros mismos y hacernos cargo de nuestra transformación. Comienza con el loco, el buscador que está iniciándose y termina con el mundo con la imagen de María Magdalena rodeada por el laurel, el puro amor. Representa un camino evolutivo que nos hace pasar por las distintas estaciones hasta llegar al último Arcano como guía de nuestro camino personal de evolución y maestría. Sin duda, un largo camino de auto conocimiento, que nos ayuda a unificar todas las polaridades, nuestra energía masculina y femenina, a integrar nuestras sombras y sacar la luz de nuestro interior.

Cada personas por su día, mes y año de nacimiento tiene asigna­do un número de Arcano (del 1 al 21) que nos puede ayudar a identificar nuestro propósito de vida y reflejar nuestro camino de iluminación como así nos explicó Mónica de Simón.

La simbología me estaba ayudando a comprender más la historia de María Magdalena. Estaba preparada para seguir sus huellas y emprender el camino del corazón, el camino que todos debemos hacer en el encuentro del amor incondicional, superando difi­cultades y poniendo amor en nuestras sombras, así como amar de forma benevolente a toda las personas y situaciones pasadas, presentes y futuras.

¿Se despertarían memorias del pasado que me harían recordar?

Solo quería dejarme llevar por su amorosa energía…

 

Libro Tú y yo, Yo y Tú.

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