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Etiqueta: MARÍA MAGDALENA

Simbología de María Magdalena

Extracto del libro Tú y Yo, Yo y Tú (capítulo 4). Un encuentro con María Magdalena. ¿Te atreves a encontrarnos?

La Abeja y la Flor de Lis

Ya sabía que la Flor de Lis representaba a la realeza francesa con los Merovingios y también a los Cátaros y el linaje de Jesús y Ma­ría Magdalena. Clodomeo I decidió que la flor de lis recordaba el apostolado de María Magdalena en el sur de Francia. La flor de lirio era, sin duda, la flor de María Magdalena.

La casa real francesa estaba asociada además a la Abeja Reina Madre. La abeja constituyó el emblema de los Merovingios, re­presentaba en los orígenes a la monarquía egipcia y posterior­mente a la descendencia a través de María Magdalena como Reina Madre.

De alguna manera María Magdalena fue la Abeja Reina en los inicios del cristianismo.

Las abejas son consideradas como los únicos animales que tie­nen una reina que les gobierna, eran el símbolo del alma, de la chispa divina y de la resurrección. Se encuentran representadas en las tumbas en calidad de señal de supervivencia después de la muerte. Los Merovingios usaron a las abejas en sus simbolismos y la monarquía francesa usó una versión ya evolucionada como es la “Flor de Lis”.

Cuando Napoleón Bonaparte es coronado en Francia toma como emblema a la abeja, incluso manda bordar en su capa y en la de su mujer Josefina cientos de abejas con hilos de oro, porque él quería hacer referencia a que era de la estirpe de los Merovingios y por otro lado, sabía de la descendencia sagrada entre Jesús y María Magdalena.

El león y las viñas

El león y las viñas son otros símbolos adoptados por los Merovin­gios que representan al linaje de Jesús y María Magdalena.

El León de Judá es el símbolo de la tribu de Judá, para la tradi­ción judía y cristiana hace referencia al Mesías, y para los cristia­nos nos habla de Jesús de Nazaret.

Los cristianos asociaban a Jesús con la viña como heredero de Ma­ría y de los reyes de Israel. Los judíos la asociaban con la protec­ción de Jehová, como lazo de unión con el conocimiento superior.

Los racimos de uvas también simulan a la barba del león y re­presentan simbólicamente al León de Judá, el Mesías, el Cristo.

El unicornio

Fue maravilloso conocer que el unicornio se le asociaba simbó­licamente con Jesús. Cuando lo descubrí una sonrisa acudió a mi rostro, pues recordaba como de pequeña siempre dibujaba unicornios, como tantas otras niñas.

El unicornio aparece en muchos cuadros, tapices, estatuas como símbolo de pureza espiritual. Al mismo tiempo al unicornio se le reconocía la capacidad de curar con sus “polvos de unicornio”, como a Jesucristo hacer milagros.

La tradición más común lo describe como un caballo blanco con un solo cuerno que le brota de la frente, con ojos grandes y bondadoso. Son el espíritu de la luz que trae el equilibrio a la tierra, representa la castidad y el poder. Su cuerno es la espada de Dios y flecha espiritual, donde lo divino nos penetra. Vive en la dimensión dorada, pero su corazón permanece ligado al hombre y se le asocia con la lavanda, ramas colgantes, caídas de agua, pudiendo vivir más de 1000 años.

“La Dama y el Unicornio“es el título de seis tapices tejidos en Flandes con lana y seda alrededor del año 1500. Expuestos en el museo Cluny de París. 5 tapices representan a los 5 sentidos: Vista, gusto, oído, olfato y tacto. Y el sexto muestra el deseo. Son una representación del amor sagrado de Jesús y María Magdalena.

El pez

El pez es un símbolo paleocristiano (primeros 5 siglos de nuestra era), que recibía el nombre de ichtus o ichthys, cuyo acrónimo en griego significa Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. Para que dos cristianos se reconocieran como tal, uno de ellos dibujaba un arco en la arena y si la otra persona completaba la figura del pez, significaba que ambos eran cristianos.

Pez simboliza piscis, Jesús, pescador y representa las emociones y la vida.

La rosa

Representa el sagrado femenino, el símbolo de la diosa, símbolo de belleza, sexualidad, suavidad, compasión, receptividad, deli­cadeza, sutileza y amor.

La Rosa se le asocia a María Magdalena y María la madre de Jesús, como representación de altas sacerdotisas, reencarnación de la Diosa en servicio del amor.

La tradición viene desde Lemuria y la Atlántida. En la Atlántida se reunían en círculos de 12 para crear paz y armonía y se llama­ba la Hermandad de la Rosa, posteriormente surgió en Egipto las

sacerdotisas de Isis y en la edad media la Hermandad de la Rosa contrapartida de templarios.

Los trovadores cantaban a la Rosa, el amor sagrado entre Jesús y María Magdalena.

Los rosetones de las catedrales románicas y medievales también se refieren a la Rosa. Los rayos solares representan a Jesús y María Magdalena.

La rosa se representó también en el laberinto de Chartres (a unos 80 kilómetros al suroeste de París), como camino de peregrinaje al encuentro con uno mismo. Este laberinto tiene una rosa de 6 pétalos que son un mapa del tesoro para encontrar nuestra fuen­te de los milagros. Cada pétalo tiene una enseñanza: Fe, entrega, ayuda, abundancia, perdón, superación y el amor en el centro de la rosa, representando el amor que debemos poner en cada cosa que hacemos y donde no lo hay. Cuando transitamos el laberinto y visitamos cada pétalo surge una transformación.

El Grial

Muchas guerras fueron origen del Santo Grial ¿Es posible que fuese el cáliz o copa que contuvo la sangre de Cristo? o simple­mente, ¿Es un símbolo que representa la descendencia de Jesús?

Las leyendas querían recuperar la feminidad de Dios perdida. El Santo Grial es la divinidad femenina. Simboliza la diosa de los evangelios.

María Magdalena era el SANGREAL, la sangre Real, el cáliz que había llevado en el útero la sangre y descendencia de Cristo.

José de Arimatea custodió el Santo Grial, así como a María Mag­dalena y a su descendencia.

El nudo de Isis

A María Magdalena se la representa con un lazo en la cintura, así la vemos en lienzos, esculturas, tapices…viene a significar el nudo de Isis, la inmortalidad, la vida después de la muerte. También se la identifica con un brazalete en forma de serpiente, en recuerdo a Isis, como diosa de la sabiduría y la sexualidad sagrada.

Debemos recordar que María Magdalena fue formada en la Es­cuelas de Isis como sacerdotisa. Una sacerdotisa es una mujer comprometida consigo misma, con la sagrada presencia femeni­na y con el servicio a la humanidad.

En muchas ocasiones se representa a María Magdalena con el lazo debajo del vientre lo que sobresalta su vientre como signo de embarazo. Curiosamente el ponerse este lazo o cinta en el bajo vientre cuando una mujer está embarazada, con el tiempo derivó a la expresión “estar en cinta”.

Brazos en X

Otra forma de representar a María Magdalena es con los brazos en X a la altura del pecho, como símbolo de iluminación.

Se sabe que los Cátaros, los hombres y mujeres puros y puras que seguían las enseñanzas de María Magdalena, firmaban con una X. A partir de considerar herejes a los Cátaros, la X pasó a ser lo incorrecto. Es curioso, como incluso en nuestros días, la X se utiliza para tachar un examen mal respondido.

Cruz de Occitania, cruz Cátara

Esta cruz es un símbolo de la región de Occitania, que se en­cuentra situada en la parte sur de Francia hasta la cordillera de los pirineos y hace referencia a la luz eterna, a la resurrección, no a la muerte de Jesús.

Tiene 12 puntas que representa las 12 tribus de Israel, los 12 apóstoles, los 12 signos del zodiaco, los 12 meses del año… El 12 representa el fuego, el número completo, completitud, per­fección, la totalidad, la iluminación.

La cruz Cátara también conocida como cruz de Occitania es una cruz griega con las extremidades de los brazos ensanchados. Los brazos están acabados en tres puntas o también conocido como tricúspide. En cada punta de los brazos se le añade un círculo (conocido como cruz pometeada) rellenado del mismo color que la cruz. Otra característica de la cruz es que se trata de una cruz va­cía, en la que no tiene nada en su interior (solamente representada por las líneas de su contorno) y toma el color del fondo cuando es representada en heráldica.

Es el símbolo de los Cátaros, hombres y mujeres puras que se­guían las enseñanzas de María Magdalena, derivado de la palabra “katharós” que significa puro en griego.

Los Cátaros no adoraban la Cruz de Cristo, ya que tenía para ellos connotaciones negativas al recordarles la muerte de Jesús, por eso utilizaban la cruz de Occitania, la cruz de la luz eterna.

Laurel

El Laurel fue utilizado por los Cátaros como símbolo sagrado del puro amor.

Cuando los inquisidores les ejecutaban, los mártires decían: “El laurel se ha marchitado. El puro amor se apaga…” de ahí, que la frase “El laurel florecerá” de último perfecto Cátaro haya genera­do expectación, generando investigaciones y polémicas.

Representar a María Magdalena con el laurel es representar sus enseñanzas en el más puro amor.

En la carta XXI del tarot de Marsella se representa a María Mag­dalena rodeada de una corona de laurel, es decir, rodeada por el puro amor.

Estrella de David

Utilizado por los Cátaro como símbolo de la conjunción de la energía del cielo y la tierra, la conexión profunda con Dios.

La estrella de David es un emblema compuesto por dos triángu­los equiláteros superpuestos formando una estrella de 6 puntas o hexagrama. El triángulo de arriba señala hacia Dios, hacia las buenas acciones y el de bajo se conecta con la benevolencia del infinito amor de Dios que fluye hacia nosotros. Las 6 puntas repre­sentan los 6 días de trabajo y el hexágono central el sábado de descanso para el pueblo judío.

Los 6 pequeños triángulos crean una armonía entre hombre y mu­jer, lo divino en lo humano, el cielo y la tierra en armonía, el polo positivo y negativo en equilibrio.

Es un símbolo del pueblo judío, aunque también aparece en otras religiones como el cristianismo, islam y hinduismo. Aunque este símbolo se le atribuye principalmente al rey David en su lucha en­tre David y Goliat, o sello de Salomón que representa la lucha entre el cielo y la tierra, los opuestos, la conexión cielo y tierra.

La Paloma y la Oca

La paloma es un símbolo del catarismo, es la divinidad hecha presencia, ellos creían en el Espíritu Santo. “Volveremos cuando la era de la paloma se abra, en 2 veces 1000 años”.

Los Cátaros decían que habían recibido el don de sanar a través de la imposición de manos por haber recibido el Espíritu Santo en su ser.

Una piedra en forma de paloma aparece tallada como símbolo de los Cátaros en Minerve donde murieron 180 Cátaros durante la cruzada albigense y también en alguna gruta de los centros de iniciación catara (gruta de Belén, Ornolac) y en las excavaciones del castillo de Montségur.

La Oca es también un símbolo del catarismo. A veces una pa­loma estilizada se transforma oca. A la oca se le considera un animal sagrado, aéreo, acuático y terrestre, su significado está lleno de sabiduría y es un mensajero de verdades ocultas. Cu­riosamente el juego de la Oca debe su nombre a los Cátaros del Languedoc, de la lengua de Oc de Occitania.

Fue fascinante descubrir como todo estaba entrelazado y como ha llegado hasta nuestros días con el juego de la oca. ¿Quién me iba a decir que en realidad el juego de la oca representaba el Camino de Santiago y qué en cada parada se ocultaban zonas de peligro que solo podía ver los iniciados?, ¿Que en realidad era un mapa criptográfico que revelaba secretos ocultos?, ¿Cómo yo iba a imaginar que María Magdalena era la patrona del camino de Compostela?

Hay diferentes teorías del juego de la oca, pero todo apunta a los Cátaros y a los templarios. Ellos dejaron un código secreto detrás de las 63 casillas llenas de puentes, cárceles y laberintos, como el propio Camino. Es un mapa para saber dónde había riesgo, peli­gros, lugares de descanso, puentes, ríos, lugares para hospedarse para todos aquellos peregrinos cátaros que querían llegar y hacer el camino a Santiago de Compostela.

Recordemos que María Magdalena es la patrona del camino Santiago de Compostela y todo el camino Santiago está lleno sobre todo de puentes que se llaman “puentes de Santa María Magdalena”, representando a María Magdalena como ese puen­te entre la muerte y la vida de Jesús.

El juego fue inventado por la Orden del Temple, cuyos miembros eran los encargados de proteger a los peregrinos que caminaban a ciudades santas como Santiago, Roma o Jerusalén. La teoría templaria asegura que la oca sería una guía simbólica o un mapa encriptado del Camino de Santiago Francés, el más popular de la época. El juego de la oca se relaciona con el también llamado Camino de las Ocas y el Camino de las Estrellas, simbolizando un viaje simbólico de este a oeste, como el propio Camino.

La elección de la oca tampoco es aleatoria. Para los templarios, este animal simbolizaba la sabiduría y está muy presente en todo su legado: desde inscripciones con patas de oca en algunos mo­numentos hasta la cruz con forma de ‘y’ como el crucifijo de Santa María de los Huertos de Puente la Reina.

La importancia de este animal lo vemos en la propia toponimia del Camino de Santiago con pueblos como Villafranca de Montes de Oca, Castrojeriz (ciudad de ocas), El Ganso, Ocón, Puerto de Oca, Manjarín (hombre de ocas) o el río Arga.

El final del camino de Santiago representa el final del iniciado, el nacimiento del iluminado.

Calavera, cruz, evangelio, jarro de alabastro y huevo de pascua

Otras representaciones de María Magdalena:

  • Con una Calavera, recordando al Gólgota. Gólgota en he­breo significa cráneo o calavera.
  • Con una cruz.
  • Con un evangelio que puede ser el de ella o el de Jesús.
  • Con su cabellera larga que normalmente es cobriza o rojiza.
  • Con la rodilla hacia afuera.
  • Con vestido dorado representando la iluminación o rojo rubí como símbolo de la pasión, del más puro amor.
  • Con Su tez negra. En muchas ocasiones se representa a Ma­ría Magdalena y a su hija Sara con la piel oscura, simbolizan­do lo que está oculto. A Sara la llaman la Sara la negra, Sara la Kali.
  • Con un jarro de alabastro con el que ungió a Jesús con per­fumes muy caros. Los cuatro evangelios canónicos hablan de las unciones que se realizaron a Cristo. Todos relatan la un­ción de Jesús con un perfume que vierte el contenido de un tarro de alabastro.

 

María Magdalena en el pasaje de Lucas se dice que unge los pies de Jesús con aceite de mirra (se usaba para rituales religio­sos representando a Dios como hombre, pero también tenía aromas con propiedades erótica) y lo seca con sus cabellos.

En el evangelio de Marcos, Mateo y Juan hacen referencia a

la unción de la cabeza de Jesús con aceite de nardo. El nar­do simboliza la entrega al camino divino, “Pongo mi vida en manos de Dios”.

Es el rito que indicaba que las parejas se comprometían has­ta la muerte, era la cámara nupcial. Las mujeres tenían que llevar colgado del cuello ese jarrito con bálsamo porque si el marido moría antes que ellas tenían que ir a ungir el cuerpo de su amado.

Después de la muerte de Cristo, María Magdalena fue con el jarrito de alabastro a ungir a su amado. En él llevaba mirra, nardo e incienso (el incienso representa la pureza, es el aroma de Dios porque purifica y limpia todo lo negativo).

Las unciones con aromas vienen como herencia del pueblo de Egipto que embalsamaban a los muertos. De alguna mane­ra el olfato nos conecta con el espíritu, con el alma, con la in­tuición, con las vidas pasadas. Cuando decimos que “algo me huele mal” estamos hablando de la intuición que tenemos.

También el jarrón de alabastro está asociado con el Santo Grial que es donde José de Arimatea metería la sangre de Jesús.

  • El huevo de pascua

 

La tradición del huevo de pascua, cuenta la leyenda, que pro­cede de lo ocurrido en Roma cuando María Magdalena fue a dar testimonio de los Milagros de Jesús. Tiberio le dijo que “Si esto es cierto, que el huevo que tienes se convierta en rojo”.

En el texto, su autora Amy Welborn, asegura que María Magda­lena consiguió ser invitada a una cena en la que se encontraba Tiberio César, emperador de Roma. Al ver a César, Magdalena le grita que “Cristo ha resucitado”, dejando atónitos a los presen­tes, menos a Tiberio. La autoridad romana no creyó su historia y de hecho se burló de ella frente a todos.

“Un hombre puede volver de la muerte tan fácil como el huevo que tiene en su mano puede volverse rojo”, le dijo a Magdalena quien llevaba con ella un huevo en representación de la nueva vida que se iniciaba gracias a Jesús (en ese tiempo el huevo re­presentaba el germen de vida).

La leyenda cuenta que por obra de Dios y antes que Tiberio ter­minara de hablar, el huevo comenzó a volverse rojo dejando en shock al emperador.

El tarot

El tarot representa un libro de sabiduría que revela la herencia de los Cátaros y María Magdalena, un catecismo silencioso. La interpretación de los símbolos era para los iniciados.

El tarot constituido por 78 cartas, 22 Arcanos mayores y 56 Ar-canos menores, es un testimonio de las enseñanzas de María Magdalena.

Los Arcanos menores representan los 4 elementos: Copas el agua, espadas el aire, oros la tierra y bastos el fuego.

Los Arcanos mayores son modelos a seguir a través de las dife­rentes virtudes que nos ayudan a conocernos a nosotros mismos y hacernos cargo de nuestra transformación. Comienza con el loco, el buscador que está iniciándose y termina con el mundo con la imagen de María Magdalena rodeada por el laurel, el puro amor. Representa un camino evolutivo que nos hace pasar por las distintas estaciones hasta llegar al último Arcano como guía de nuestro camino personal de evolución y maestría. Sin duda, un largo camino de auto conocimiento, que nos ayuda a unificar todas las polaridades, nuestra energía masculina y femenina, a integrar nuestras sombras y sacar la luz de nuestro interior.

Cada personas por su día, mes y año de nacimiento tiene asigna­do un número de Arcano (del 1 al 21) que nos puede ayudar a identificar nuestro propósito de vida y reflejar nuestro camino de iluminación como así nos explicó Mónica de Simón.

La simbología me estaba ayudando a comprender más la historia de María Magdalena. Estaba preparada para seguir sus huellas y emprender el camino del corazón, el camino que todos debemos hacer en el encuentro del amor incondicional, superando difi­cultades y poniendo amor en nuestras sombras, así como amar de forma benevolente a toda las personas y situaciones pasadas, presentes y futuras.

¿Se despertarían memorias del pasado que me harían recordar?

Solo quería dejarme llevar por su amorosa energía…

 

Libro Tú y yo, Yo y Tú.

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María Magdalena se hace presente ahora para todos. Oliva Abad

Ya es el momento de encarnar lo Sagrado Femenino en nuestra vida y recordar quienes somos, que hemos venido a hacer y cómo hacerlo. Ha llegado el momento en el que el Cristo Femenino resurja con gran fuerza en cada uno de nosotros.

María Magdalena viene para ti y para mí ahora, seamos hombre o mujeres, para recordarnos quiénes somos en realidad, para divi­nizar nuestro femenino, intuitivo, creativo, amoroso y conectar­nos con quién realmente somos, EL AMOR. Ella se hace presente en este tiempo más que nunca para que la descubramos y nos reconozcamos a nosotros mismos en ella. Por eso, tantas mujeres en este tiempo se sienten fractales de María Magdalena.

María Magdalena como discípula de Cristo viene para que res­catemos las enseñanzas del antiguo Egipto, de la igualdad entre hombre y mujeres, para reconectemos con nuestro ADN original y recordemos que la presencia de Dios Todopoderoso vive en nosotros, en nuestras células, en nuestro ADN.

Cada vez que la reconocemos nos despierta en nosotros los do­nes que hemos olvidado y que teníamos activos en otras vidas.

María Magdalena es el ejemplo de la confianza y superación, aceptando los designios del creador y de su amado

Se nos representa en nuestra vida cuando necesitamos conectar con la confianza, con la fe, con creer en aquello que no vemos para ver aquello que creemos. ¿Cuántas veces en nuestro día a día tenemos que agarrarnos a esa confianza?, ¿A confiar en no­sotros, a confiar en la vida, confiar en Dios, a confiar también en las personas, en las sincronicidades, en que los procesos y los cambios se van a producir y se harán de la forma más adecuada para todos?

María Magdalena es una mujer que representa la superación y la confianza en el “se puede”. Ella confío en su amado, confío en el Padre, confío en la vida. ¿Y nosotros cuántas veces hemos confiado? Cada vez que lo hemos hecho nos hemos encontrado con tranquilidad y paz, sabiendo que todo es correcto y ocurre para el mayor alto bien. Incluso, cuando hemos confiado, hemos contribuido a que las circunstancias y situaciones se creasen o resolviesen de una forma más armónica. Sin duda, tenemos un gran poder de manifestación cuando confiamos y María Magda­lena nos lo recuerda.

Mostró coraje y valentía

Una mujer valiente para expresar el mensaje de Cristo, para co­municar su verdad, la resurrección de un Cristo, aun sabiendo que iba ser enjuiciada. ¿En cuántas ocasiones no nos hemos atrevido a expresar lo que sabemos o sentimos por miedo a que nos juzguen?, ¿Cuántas veces agachamos la cabeza y no dejamos que vean al verdadero ser que somos? María Magdalena no tuvo límites para expresar desde el amar su mensaje, ella se salió del ego y conectó con el gran plan del alma y el plan divino, experi­mentando la fuerza del creador para llevar a cabo su propósito.

Una mujer con coraje e intrépida para sacar a sus hijos de su país e ir a un lugar desconocido y rehacer su vida, como tantos hom­bres y mujeres en este momento y en la historia de la humanidad han hecho. Protectora de sus hijos, pero al mismo tiempo, ha­ciéndoles conectar con su esencia, con la libertad de expresión, con la fuerza de su interior, creando un linaje, una herencia, la mejor herencia, la herencia del amor. Así educamos también a nuestros hijos para que llenen nuestra herencia de valor, de coraje, de verdad, de pureza, de humildad…, sabiendo que de­ben atravesar obstáculos y desafíos y que se van a encontrar con miedos en su vida, pero que van a poder sobreponerse a todo ello porque el amor les guía.

Una mujer que se sintió independiente y libre siguiendo el impulso de su corazón y de su alma

María Magdalena fue una mujer libre en un mundo donde no había libertad para las mujeres. Ella vivió en un mundo en que la mujer estaba encorsetada y, sin embargo, se movió para aprender los salmos, la Torá, fue muy juzgada por tener conocimientos ya que representaba una amenaza para la época.

El amor por su amado fue tan grande, el amor del alma la inun­daba hasta tal punto, que el sentimiento de libertad para su máxi­ma expresión formaba parte de su realidad cotidiana. “El amor te hará libre” decía su amado Jesús y verdaderamente era tal la pasión y amor que sentía por el hombre Jesús y divino Cristo que su ímpetu la llevaba más allá de lo imaginado.

¿Cuánto amamos nosotros a nuestro amado?, ¿Cuánto amor po­nemos en nuestros propósitos y proyectos?, ¿Cuánto amor senti­mos por dentro que nos impulsa?

Sin duda ella es símbolo de independencia y libertad de la mujer.

María Magdalena supo amar a su amado plenamente

Toda su vida fue una preparación para poder conectar con la energía amorosa de su amado. La educación en la magia de la sexualidad, la escuela de Isis, el conocimiento de la energía divi­na, alquimia espiritual la ayudó a sentir el más pleno amor con su amado.

Cuando se cruzaron sus ojos y se encontraron fue como si estu­vieran mirando hacia toda la eternidad. Fue preparada para este amor, para el magnetismo de la pasión, sin duda, estaban desti­nados el uno para el otro.

María Magdalena la amante, que amaba por encima de todo, experimentó el éxtasis del amor por el amado, así como el amado por la amada. No hay palabras para expresarlo, va más allá de la conexión física, es una expresión del espíritu que baila al mismo ritmo y que se experimenta en todas las formas, tonos, colores para hacer un contenedor de vida, de fuerza y de energía. Ellos utilizaban la energía Ka para cargar sus cuerpos y la pasión resur­gía internamente vigorizándolos y llenándolos de luz y fuerza. Ellos armonizaban así sus cuerpos físicos y espirituales, conec­tados el uno con el otro, disfrutando de la unidad plena de todo lo que ES.

El éxtasis del amor entre los dos producía la mayor elevación energética de sus cuerpos de luz Merkaba, elevándose hasta pla­nos superiores.

¿En qué medida amamos a nuestro amado?, ¿En qué medida se ha despertado la pasión interna en nosotros que nos cambia y transforma?, ¿Cómo activar esta fuerza – luz oculta que nos conecta con la creación? Así como ellos lo hicieron en ese amor pleno y completo que es difícil de describir desde el punto de vista humano, nosotros también podemos seguir sus pasos del éx­tasis del amor en nuestras vidas. Debemos despertar esta energía poderosa que no tiene principio ni fin y que nos conecta con el alma de la otra persona, del amado y nos asciende a la conexión con el TODO.

Seamos amantes de nosotros, seamos amantes de nuestros amo­res, seamos amor de nuestros amantes, seamos amantes de nues­tra divinidad, de nuestro Yo Superior, de nuestra esencia, seamos amantes de nuestro Yo Supremo, seamos amantes multidimen­sionales aquí en la tierra.

María Magdalena es una mujer en acción

Es una mujer tan conectada con la inspiración divina, una mujer que reconoce la intuición que siempre se siente impulsada a la acción. Sin duda, muy conectada al plan del alma que la impul­sa y mueve a dar pasos hacia delante. A ella se la reveló Jesucristo después de la muerte y confío y siendo llevada a la acción expre­só con total libertad lo que sentía, lo que había visto.

¿Cómo de conectados estamos con nuestra intuición, la escu­chamos?, ¿En nuestro día a día accionamos para dar lo mejor de nosotros al mundo?, ¿Qué es lo que nos mueve, que nos impulsa?

Es nuestro gran ejemplo a seguir para que cada una de nosotras y nosotros pasemos a la acción, a poner en marcha las revelacio­nes, intuiciones que tenemos y las expresemos al mundo. Nos abrimos a la energía de María Magdalena para que nos ayude a dar los pasos en las acciones diarias y a comprender cuando debemos accionar y cuando debemos estar en silencio, en la paz, en el no hacer.

María Magdalena es una mujer de servicio

Ella junto a varias mujeres era diaconisa, una mujer dedicada al servicio de los demás, ayudando a dar de comer y beber a los hambrientos, a limpiar y curar enfermedades, a acompañar en el dolor a los necesitados, a comunicar palabras de amor y de vida, a ofrecer sus bienes y monedas para el servicio de la comuni­dad. Ella materializó el amor al próximo en cada acto y acción. Defensora de los derechos de las mujeres y de la igualdad entre todos los seres humanos. Ella reconoció a Dios en cada persona y los amó, como nos reconoce y nos ama ahora en este tiempo.

¿En qué medida ayudamos nosotros a los demás?, ¿Cómo nos mostramos al mundo del servicio a otros? Verdaderamente ella seguía las directrices del alma, llenándose de gozo cada vez que ayudaba a otros, “Estoy para cumplir tu voluntad”.

Cuantas mujeres y hombres han hecho historia luchando por los derechos humanos, por la solidaridad e igualdad. Teresa de Calcuta es una de las máximas expresiones del amor compasivo por los pobres. Virginia Woolf defensora del derecho a la educa­ción de las mujeres y así hay muchas personas en el mundo que ayudan a los demás, más de lo que nos imaginamos.

María Magdalena se nos presenta para que seamos mujeres y hombres de servicio y demos a manos llenas.

“Haz al otro aquello que te gustaría que hiciesen por ti, ámalo como desees ser amado. No sientas pena, pues no le ayudarás, siente empatía y compasión por el hermano. Te será devuelto mul­tiplicado por mil”.

“Siéntete cómodo ayudándote a ti mismo y ayudando a otros a ayudarse a sí mismos, a volverse más conscientes de vivir la vida energéticamente consciente de saber que somos únicos y estamos unificados. Ve en el otro el potencial de todo lo que pueden conse­guir, ellos son tan amados por Dios como Dios nos ama a nosotros”.

Realmente parece que tomará generaciones de trabajos brindar equilibrio y sanación a la familia de la humanidad. Sin embargo, no subestimes la diferencia que puedes hacer al estar dispuesto a transformarte mientras expresas tu Impulso Divino en el espíritu del servicio.

Al estar en servicio, tu visión de vida y tu razón de ser se expan­den con mayor claridad.

María Magdalena es la gran mensajera del amor

María Magdalena es el discípulo de los discípulos, mensajera de palabras de vida y amor allí donde se encontraba. Es la re­presentante de la Iglesia del Amor, de la comunidad del Amor (ecclesia significa comunidad). Mensajera del puro mensaje de Cristo “Amaros los unos a los otros como yo os he amado”, “ama al prójimo como a ti mismo”.

Ejemplo para nosotros para llevar el amor allá donde vayamos, comenzando con los que tenemos cerca, que son realmente nuestros verdaderos maestros.

María Magdalena siguió adelante después de la muerte de su amado, estaba tan conectada a Cristo que Él vivía en ella, en cada una de los miembros de su familia a través del amor. La fuerza de María Magdalena también era la fuerza del amor de Cristo en su interior.

Ella sabía que Dios habitaba en su interior a través del Yo Soy (NOUS) y lo hacía presente en su vida diaria con sus actos, con su ejemplo, con su palabra, con su tono de voz, con sus acciones. Así, nosotros somos capaces de diferenciar aquellas personas que trabajan en la Escuela del Amor del nuevo tiempo, por sus pa­labras, el tono de voz, las acciones, es algo que se siente y María Magdalena utilizaba la magia del amor en todas las personas que la rodeaban y los inundaba con su poderosa energía inflaciona­ria, contagiosa. Ella irradió el amor de forma pura entre los Cá­taros, extendiéndose entre los hombres y mujeres puros, en una sociedad donde el amor todavía no tenía palabras.

Lo que más me trae María Magdalena a mi vida y a mi presente es el amor a manos llenas a cada ser humano, a la familia, al es­poso, a los hijos, amigos y especialmente el amor a uno mismo. El abrazar al hermano desde el alma al alma.

Hoy estamos en un momento social donde podemos expresarnos con más libertad y expresar el amor más libremente, ¡Hagámos­lo! Seamos mujeres y hombres poderosos, fuertes, con coraje, va­lerosas, que nos sintamos libres expresándonos, así como somos, expresando nuestro amor desde la energía poderosa del Padre, del Cristo que habita en nuestro interior y llevémoslo al mundo, a los que nos rodean, a nuestros familiares queridos, aunque no nos entiendan, aunque nos juzgue, nos critiquen. Seamos libres en expresar quién verdaderamente somos, AMOR.

María Magdalena es ejemplo de la feminidad e igualdad entre hombres y mujeres

En este momento de la historia de la humanidad estamos pre­parados para traer la energía femenina de María Magdalena de hace 2000 años, a cada ser humano, hombre o mujer.

La profecía catara dice que “Cuando encontremos el recipiente de lo femenino, el caos desaparecerá de la tierra”. Pero, ¿Qué es la energía femenina?, ¿Cuál es lo más significativo de lo feme­nino? La energía femenina es la creadora, la que da vida, la que te conecta y une al otro, el útero femenino que alberga al otro, lo nutre, lo alimenta, lo ama, se convierte de esta forma en la madre que ama incondicionalmente.

Lo femenino es el amor compasivo que traemos siendo hombres y mujeres a la tierra. Ser un recipiente de lo femenino representa  contener el amor y entregarlo sin juicio, es ser amor e irradiarlo a otros y al mundo.

Es el momento de reconocer nuestro cuerpo y aceptar la cone­xión con lo sagrado femenino. Es el momento de traer la nobleza del espíritu, la ternura, la dulzura, las palabras de vida y de amor, la creatividad, la humildad, la intuición, el motor y la fuerza para la acción a través del amor compasivo.

Toda experiencia humana del amor pasa por equilibrar la energía masculina y femenina (la energía de Shiva y Shakti), de unificar estas energías masculina y femenina, padre – madre, hijo – hija, hombre – mujer, fuerza y amor en uno mismo, sintiéndonos plenos.

María Magdalena nos muestra un camino de iniciación para to­das las personas. Es tiempo de la unificación del corazón amo­roso sagrado femenino de María Magdalena con el nuestro y de la unificación de la poderosa energía masculina del Cristo en nosotros para llevarnos al propósito, a la acción, a dar los pasos a las obras de acción en la Tierra.

“Desde el divino femenino que Yo Soy, honro el divino masculino que hay en mí, desde el divino masculino que Yo Soy, honro el divino femenino que hay en mi”, “Yo Soy honrando el divino mas­culino y femenino que yo Soy”.

Es tiempo de honrarnos como humano y divinos en nuestra com­pleta naturaleza masculina y femenina. De esta forma se activa la ley de la generación o del Espíritu Santo en nosotros y así, des­de nuestra unidad convertir todas nuestras creaciones en Santas.

Debemos llenarnos de la esencia del amor de la Magdalena y del amor del Cristo unificado, Lady Nada y Lord Sananda como complementos divinos, el uno con el otro, y conectar con estas energías complementarias accionarias evolucionarias que tam­bién están en nuestro interior.

Jesús y María son ejemplo de lo que cualquier hombre o mujer puede hacer en este momento en el planeta, conectarse con lo más puro de uno mismo, con su propia divinidad con el amor que somos, con su esencia y traerla a este hermoso mundo en el que vivimos y del que formamos parte. “Para eso hemos venido”.

María Magdalena es ejemplo de humanidad

Ella era humana y no tuvo que ser fácil su vida en aquellos tiem­pos, tal vez tuvo muchos miedos, miedo a perder a su amado, miedo a perder a sus hijos y como muchas mujeres en este mun­do se hizo fuerte para poder sacar adelante a su familia. Su con­fianza hizo que nadie la detuviese y pudiese llevar el mensaje de su amado.

Una mujer que se superó a sí misma transformando el dolor y la muerte en amor.

Una mujer que tal vez lloró y sintió tristeza. Una mujer violenta­da por la sociedad y enjuiciada, como en muchas ocasiones nos ocurre a nosotros, por pensar de forma diferente, por tener ideas más claras, por tener conocimiento y sabiduría innata a la que escuchamos.

Una mujer que en muchos momentos pudo estar agotada o in­cluso tener dudas como nosotros también las tenemos. María Magdalena las ofrecía seguramente a Cristo, como Él las ofreció al Padre “Aparta de mi este cáliz, que se haga tu voluntad y no la mía”, pidiéndole las fuerzas necesarias para continuar con la obra de Dios en la tierra.

Qué afortunados somos nosotros los que tenemos esta conexión con la divinidad y hemos percibido, en tantas ocasiones, la ayu­da divina para dar los pequeños pasos en camino a no sé dón­de, pero con confianza. No tenemos claridad del futuro, ni del destino que nos espera, pero sabemos que estamos sumamente  acompañados. Así se sentía María Magdalena acompañada en sus momentos de soledad.

Una mujer resiliente que transforma su dolor en amor, que sabe adaptarse a las circunstancias de la vida y que se desapega del proceso con amor. Ella es maestra del desapego, viendo toda su situación desde un plan superior, aceptando, bendiciendo y glo­rificando toda vida.

¿Cuántas veces nos caemos y nos levantamos de nuevo?, ¿Cuán­tas veces aceptamos los procesos que vivimos como para el ma­yor bien?, ¿Cuántas veces nos desapegamos del proceso y ben­decimos nuestra vida? Cuánto tenemos que aprender de ella, realmente es nuestra inspiración, un ejemplo a seguir.

María Magdalena es la gran sanadora

Como discípula de Cristo ella sabía el poder de la palabra y el po­der que tiene no solo para manifestar y materializar (“el verbo se hizo carne”), sino para sanar a otros. El tono de voz, el sonido, las palabras de vida generan una vibración que produce la sanación del cuerpo, de los pensamientos y emociones. Las palabras abren el corazón del otro y entran en una frecuencia que permite que el otro conecte con su capacidad sanadora.

El Maestro Jesucristo decía “Levántate y anda”, sus palabras eran mensajes de amor para otros y despertaban la divinidad de aque­llos que escuchaban. “El que tenga oídos que oiga”.

¿Cómo tratamos a los demás?, ¿Utilizamos palabras de amor y vida, de aliento, empoderamiento al otro?, ¿Cómo es nuestro tono de voz cuando hablamos con los demás, estamos alegres o por lo contrario, permanecemos irritados en muchas ocasiones?

No solamente sanaba María Magdalena con la palabra, sino también con sus manos, al igual que Cristo, enviando la energía del Espíritu Santo, la energía del Padre, trayendo un trocito de cielo a la tierra, que reestructuraba el ADN primeramente mul­tidimensional, activando la capa de los milagros, la capa de la sanación y transformando el ADN físico.

¿En qué medida utilizamos nuestras manos para abrazar, acari­ciar o tocar a los que nos rodean? La ciencia ha demostrado que el poder sanador con nuestras manos es algo innato al ser huma­no. Aristóteles decía que “El hombre es inteligente porque tiene manos”. En la antigua Lemuria utilizaban la energía Reiki de la imposición de manos para sanarse los unos a los otros.

¿Te reconoces en María Magdalena?, ¿Qué dones de ella tienes más activos en ti?, ¿Qué talentos son ejemplo para ti y tu misión de vida?

“Gracias María Magdalena por tantas enseñanzas. Gracias por tu valentía para crear la nueva vida, el nuevo proyecto divino en­comendado por Cristo que formaba parte de tu propósito de vida y del gran plan de tu alma”.

Así nosotros caminamos en la vida escuchando los mensajes de nuestra alma que como una intuición o percepción nos conducen a proyectar nuestros sueños y llevarlos a la acción con confianza, aunque no sepamos a donde nos va a dirigir la vida, pero sabemos que nuestros proyectos también forman parte de un plan divino mucho más allá de lo que podemos imaginar. Nos abrimos a que todas las sincronicidades de la vida se presenten de la forma más adecuada y que de esta manera podamos obtener infinitamente más de lo que hubiésemos podido imaginar. An’Anasha”.

¿De dónde salen las fuerzas de María Magdalena para continuar adelante?

Sin duda, la fuerza era el amor por su amado, la presencia viva del Cristo en su interior, el amor profundo que sentía del espíri­tu que se hacía presente en su propia vida diaria. La fuerza que nacía de su corazón, de escuchar y dejarse guiar por su alma, por su intuición, el dejarse llevar por la pasión y el gozo que sentía.

¿Cómo es tu conexión con el Cristo mismo?, ¿En qué medida te dejas guiar por tu corazón, intuición? Esta energía divina nun­ca falla, conoce nuestras necesidades y nos rodea con completo amor e inspiración.

Afortunadamente en este camino de la vida nunca estamos solos y siempre hay compañeros, compañeras que nos ayudan en el mundo físico, hermanos y hermanas, como así María Magdalena tenía a su lado a Lázaro, Marta, José de Arimatea, María Salomé y María Jacobea.

¿Cuáles son las personas que tienes a tu alrededor que te ayudan en tu día a día? Puede ser que haya obstáculos en el camino, pero siempre hay alguien que nos apoya y ayuda.

María Magdalena recuperaba sus fuerzas en el silencio intuiti­vo, en el tiempo que ella dedicó para meditar, orar en su propia cueva. Sus paseos entre los árboles, con los ojos abiertos o cerra­dos, en la magia del silencio para poder escuchar al Espíritu.

De la misma manera nosotros podemos meditar en nuestro si­lencio para escuchar a Espíritu, a nuestro Maestro interior, sa­biduría profunda o más allá en la conexión con la Fuente. Así, María Magdalena se recargaba en su día a día, como tantas mu­jeres y hombres se llenan de fuerza para seguir caminando. “No importa las veces que nos caigamos, lo importante es las veces que nos levantamos”. Siempre hay alguien que nos echa una mano para que podamos comenzar a andar de nuevo a pesar de las dificultades.

Habla con Espíritu, con Jesús el Cristo, con María Magdalena, Con Dios, con los Ángeles, Con tu Yo Superior, con tu Maestro interior… con aquello en lo que creas y déjate abrazar por esa energía amorosa que te alimenta y te da fuerzas. Todos necesita­mos inspirarnos y sentirnos amados tal y como somos.

Ábrete a las señales que te envía María Magdalena, a observar las sincronicidades de la vida que te hablan de lo nuevo que está gestándose en tu futuro, escucha los pequeños detalles, observa y sonríe a lo nuevo, observa el amor de Dios en todas las cosas y situaciones y da gracias por todo lo hermoso que va a llegar a tu vida, ¡Hay tantas cosas buenas que te están esperando!

Estás invitado a preguntarte ¿Qué tengo yo para aportar al mun­do?, ¿Qué es lo que se me da bien y qué haría, aunque fuese gratis?, ¿Qué es lo que me apasiona?

Estás invitado a observar tus acciones y preguntarte, en esto ¿Quién soy? Por supuesto, con algunas acciones sabes que estás expresando quien eliges ser, pero en otras acciones puedes no ser quién tú eliges ser o en quién eliges convertirte.

Quizás la disciplina divina puede ser parte importante para que amplifiquemos nuestra conciencia.

María Magdalena se preparó para su futuro de vida, se formó en las escuelas de Isis, donde adquirió múltiples conocimientos que la ayudaron en el momento que los necesitó, además de formarse con Cristo.

De esta misma manera es tan importante para cada uno de no­sotros formarnos en autoconocimiento, en nuestro desarrollo personal y espiritual, en restaurar nuestro ADN divino, para con­formar el SER completo que somos para nosotros y para toda la humanidad. Es muy importante convertimos en Pilares de Luz para alumbrar los pequeños rincones de la tierra y aquellas perso­nas que necesiten claridad en algún momento de su vida.

Dicen que el amor mueve montañas, dicen que el amor de la Magdalena llegaría con gran fuerza 700 años después de la pro­fecía de los Cátaros. En el 2021 se cumplió esta profecía y ahora más que nunca, la fuerza del amor nace y crece en el corazón de todos los seres de la Tierra.

Los hombres puros, las mujeres puras, el corazón de la Rosa es­tán resurgiendo en la tierra y tú eres esa persona que trae la nueva luz de la unidad Cristo – María Magdalena al mundo.

 

Esta lectura se corresponde al capítulo 6 del libro TÚ YO, YO Y TÚ. UN ENCUENTTRO CON MARÍA MAGDALENA, escrito por Oliva Abad Santos, en él podrás encontrar audios de canalizaciones directamente de María Magdalena que te llenarán el corazón.

Oliva Abad Santos

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VIAJE DE TRANSFORMACIÓN AL PAIS CÁTARO

En un mes y 17 días estaremos viajando hacia el País Cátaro, donde pasaremos días realizando actividades de transformación con nuestros registros Akashicos, con Gaia, los elementos y elementales, unificación de la energía masculina y femenina, ruedas de amor, yoga de la risa y yoga terapéutico.

Nos reiremos, aprenderemos, disfrutaremos, seguiremos el camino de María Magdalena y realizaremos un camino de iniciación, entre otras muchas otras actividades y aprendizajes.

Te espero en un viaje mágico, ¡esta plaza es para ti!

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¿Quién es María Magdalena?

¿Qué representa?

María Magdalena representa el Sagrado Femenino, la Guardiana de la tradición sagrada del culto a la Gran Diosa Madre, la encarnación de la Diosa, el despertar de la espiritualidad femenina, la comprensión del aspecto femenino de Dios. La mujer que todo lo sabe de Jesús, que nos muestra un camino de iniciación y representa el matrimonio sagrado (Hieros Gamos).

María Magdalena fue considerada la mujer de los mil rostros, pero lo más importante que aparece en los evangelios es que:

-Lideró el grupo de mujeres que seguían a Jesús, mujeres que le acompañaban siempre, eran consideradas diaconisas pues se dedicaban al servicio.

-Fue fiel a la crucifixión, permaneció hasta el final a los pies de la cruz.

-Fue testigo de la resurrección, la primera que vio a Jesús y, por lo tanto, es el Apóstol máximo y fundadora del cristianismo.

Origen

María Magdalena es una mujer judía, descendiente de la tribu de Benjamín (una de las doce tribus de Israel), culta, letrada, que respetaba la Torá (texto que contiene la Ley y el patrimonio identitario del pueblo judío).

Proviene de una familia rica de Magdala, de ahí el nombre de María de Magdala o María Magdalena, aunque también se la conoce por María de Betania. Hija de Siro sumo sacerdote de Jerusalén, que procesaba el pescado y de Eucaria de linaje real y tenía dos hermanos Lázaro y Marta.

A los 12 años María Magdalena ingreso en la universidad del conocimiento en Philae en Egipto, se formó en las escuelas de Isis, la diosa del amor y la fertilidad. Las mujeres formadas en la escuela de Isis, entre ella María la madre de Jesús, eran mujeres de conocimiento, se formaban en filosofía, sexualidad femenina, alquimia sagrada y espiritualidad y utilizaban el poder de la palabra para sanar.

 

Jesús y María Magdalena

El primer encuentro entre Jesús y María Magdalena tal vez fue en la sinagoga o en el aljibe de Cafarnaúm.  Otros dicen que se conocían desde pequeños y estaban prometidos en matrimonio.

Jesús era un rabino descendiente de la tribu de Judá (descendiente de David), respetuoso de la Torá.

Con respecto a Jesús no tenemos noticias entre los 12  y los 30 años, se cree que fue a la Bretaña francesa y Gran Bretaña junto a José de Arimatea (hermano de su abuelo Joaquín) y se formó en diferentes técnicas de sanación con los druidas (místicos celtas), también se formó con los esenios en Qumrán (a orillas del Mar Muerto) donde estuvo San Juan Bautista. Otros dicen que estuvo en Egipto formándose.

 

¿Estuvieron casados?

Jesús como respetuoso de la Torá, lo normal es que estuviese casado para poder entrar en el templo y tener la bendición divina, (se creía para un judío que era castigo o maldición no estar casado y no tener descendencia). ¿Tal vez las bodas de Caná son el matrimonio sagrado entre Jesús y María Magdalena?

Lo que sí que sabemos por el evangelio de Marcos, Mateo y Juan es que María Magdalena tocó y ungió a Jesús en la cabeza con aceite de nardo, lo que indica su intimidad. En la tradición judía en los matrimonios dinásticos el esposo era ungido por su esposa, solo las esposas podían tocar al marido y ungirlo. En el siglo I una mujer no podía tocar la cabeza a no ser que fuese su marido y por los evangelios no se demuestra que los apóstoles se escandalizasen por este acto.

Por este hecho que relatan los evangelios canónicos podría haberse cumplido la profecía de Isaías: “El Mesías será ungido y convertido en Cristo (Cristo significa el ungido que proviene del griego christós)”. Este rito viene de tiempos antiguos de Egipto en los que la mujer, la sacerdotisa ungía al rey y le daba el estatus real con esta unción; de la misma manera que la unción de María Magdalena pudo haber dado el estatus del Mesías a Jesús convirtiéndolo en Cristo.

La unción es el rito que indicaba que las parejas se comprometían hasta la muerte, era la cámara nupcial, el Hieros Gamos o matrimonio sagrado. El hecho de que dos días antes de la Pascua judía María Magdalena ungió en la cabeza a Jesús, podría representar que María Magdalena además de ser su esposa estaba preparando a Jesús para esa iniciación de muerte.

También sabemos que Jesús instruyó a María Magdalena y pasaron un tiempo en el desierto y se constituyeron como matrimonio místico predicando juntos en unión sagrada y practicando la energía Ka.

En el evangelio apócrifo (ocultos o secretos) de Felipe, se dice que María Magdalena es la compañera del Salvador, que el Salvador la amaba más que a otros discípulos y la besaba en la boca con frecuencia.

Los manuscritos de Nag Hammadi, son una colección de 13 papiros, guardados cuidadosamente en jarras de cerámica, que fueron encontrados en 1945, a unos 100 km de Luxor, en el alto Egipto., que contienen el evangelio de Tomás, el evangelio de Felipe, evangelio apócrifo de Juan, oración de Pablo entre otros. Fueron escritos en lenguaje copto entre el S. III y IV y traducidos.

María Magdalena según los evangelios fue la primera en ver a Jesús después de muerto cuando ella iba a ungir el cuerpo de su amado. Solo la familia muy cercana podía hacer esto. Así, que parece muy lógico pensar que Jesús y María Magdalena estuviesen casados, era lo normal en la tradición judía y de hecho todos los apóstoles lo estaban y también los clérigos hasta 1139.

La preocupación con el celibato empezó a cobrar fuerza a partir del siglo XI. Papas como León IX y Gregorio VII temían por la «degradación moral» del clero. De modo que el celibato acabaría instituido en los dos concilios de Letrán, el primero, en 1123, el segundo en 1339.

 

Después de la crucifixión

Después de la crucifixión y la ascensión de Jesús a los cielos, María Magdalena busca un lugar para refugiarse  y se cree que fue a Egipto ¿Tal vez para dar a luz a su hija Sara, (Sara la Kali, Sara la negra)?

7- 9 años después, llegó al sur de Francia, a Saintes Maries de la Mer (año 42 d. C.), cerca de Marsella, junto a José de Arimatea, Lázaro, Marta, su hija Sara, María Jacobea, María Salomé y alguno de los discípulos de Cristo.   Allí fue bien recibida por los druidas celtas con los que José de Arimatea tenía muy buenos contactos. María Magdalena se movió por lo que hoy conocemos como el País Cátaro, evangelizando y llevando la palabra de Jesús, durante unos 25 años aproximadamente hasta su muerte.

María Magdalena murió en el año 64 d. C. en Saint Baumé y parte de sus los restos reposan en la iglesia de Sainte Maximin en el sur de Francia.

Hasta el S. IV María Magdalena fue ampliamente venerada, en el año 597 Gregorio Magno (Papa Gregorio I) unió a María Magdalena con la pecadora y la iglesia la transformó en prostituta.

Sin embargo, la veneración a María Magdalena en el sur de Francia siguió manteniéndose muy fuerte, muy viva hasta nuestros días.

En 1969 la reconoce la iglesia como Santa.

En el 2016 el Papa Francisco eleva la memoria de María Magdalena a la celebración del 22 de julio, en la que se lee el Cantar de los Cantares.

El Cantar de los Cantares es el texto más erótico de la Biblia, 117 versículos que hablan de amor, que representa para la iglesia el simbolismo del amor de Dios por el pueblo, pero en realidad se cree que cuenta la historia de amor entre Jesús y María Magdalena como dijo San Bernardo de Claraval, monje cisterciense francés, en el S. I. Este texto era reconocido por la Torá.

Lectura del libro del Cantar de los Cantares

Can 3, 1-4b

Esto dice la esposa:
“En mi lecho, por las noches,
a mi amado yo buscaba.
Lo busqué, pero fue en vano.
Me levantaré. Por las plazas
y barrios de la ciudad
buscaré al amor de mi alma.

Lo busqué, pero fue en vano.
Y me encontraron los guardias
de la ciudad, y les dije:
‘¿Qué no vieron a aquel que ama
mi alma?’ Y apenas se fueron,
encontré al amor de mi alma”.

 

El legado de amor

Ella nos dejó un legado de amor: Enseñaba la palabra de Cristo, bautizaba, ofrecía la paz, vivía en contacto con la naturaleza, se conectaba en su interior para orar con el Padre en medio de la montaña, como lo hacía Jesús en sus meditaciones.

Fue la más leal discípula de las enseñanzas del Rabí, su compañera, su complemento divino, su amada y confidente. La Custodia de su mensaje original, el cual difundió y evangelizó en el sur de Francia a lo largo de todo su hermoso ministerio.

En el evangelio apócrifo de María Magdalena (se conservan 3 fragmentos, 2 en griego y 1 en copto, hallados en 1986 y publicados respectivamente en 1938, 1983 y 1955), nos habla de:

-Del NOUS, de la chispa divina, del Yo Verdadero, que todos somos recipientes del espíritu.

-Anima a sus discípulos a salir a predicar sus enseñanzas por el mundo.
-Y cuenta las enseñanzas más secretas de Jesús.

Sin duda, María Magdalena es el primer Apóstol de Jesucristo, evangelizadora de la palabra de Cristo, la Apóstol de los Apóstoles, además de ser su gran amada esposa.

El linaje de María Magdalena y Jesucristo: Los Desposyni

De la unión sagrada entre Jesús y María Magdalena cuenta la tradición oral que tuvieron una descendencia.

Los familiares consanguíneos de Jesús y María Magdalena se llaman los Desposyni y se cree que fueron Joshua David (que fundó el primer cristianismo en el Reino Unido – Glastonbury), Juan José (se instaló en Italia – Florencia, los Médici) y Sara Tomar (que vivió en el sur Francia).

José de Arimatea construyó la famosa capilla de Glastonbury, en Inglaterra, como monumento a la reina mesiánica María Magdalena; fue la primera Iglesia Cristiana en el mundo.

Los desposyni se identificaban con la Flor de Lis, flor de los tres pétalos que representaba al número de descendientes o herederos de Cristo.

Su hija menor, Sara, se cree que vivió con María Magdalena hasta que falleció en el sur de Francia. La tradición dice que fue el propio Jesús que estando en la cruz le dice a María Magdalena, que estaba embarazada, que tendría una hija mujer y que le pondría de nombre Sara que significa “princesa” en hebreo. En el sur de Francia se celebra fuertemente a Sara donde tiene una iglesia preciosa en Saint Marie de la Mer, en el pueblo de las Santas Marías del Mar, en referencia a María Jacobea, María Salomé y María Magdalena.

Sara la Kali se inició con los druidas en Gales y al parecer se casó a los 12 años con un rey Merovingio.  De esta unión nace un linaje que, según diversos autores, continúa con los Merovingios. Los primeros 39 reyes francos, fundadores de París, fueron Merovingios.  Clodoveo I uno de los reyes se creía descendiente de la tribu de Benjamín a la que pertenecía María Magdalena, sanadores, hechiceros, clarividentes y también se consideraban descendientes del linaje sagrado de Sara, ellos se proclamaban reyes pescadores, consanguíneos de Jesús.

A partir de ahí la flor de lis y el lirio se asoció a María Magdalena, cada pétalo representaba un hijo y pasó a ser el emblema de la realeza francesa con los Merovingios. En el año 318 d. C. el último Desposyni le dice al Papa que lo reconozcan como herederos de Jesús. Al parecer toda la descendencia de los Merovingios está en el tarot representando como  un camino de vida.

El linaje sigue con los templarios y llega hasta la actualidad a través de las familias Plantard, Saint Clair y Toulouse, entre otras.

Todo ello da origen al Santo Grial, el San Grial o “sangre real”, que es la descendencia de la casa de David.

 

El que quiera ver que vea y el que tenga oídos que oiga.

 

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